lunes, 17 de diciembre de 2007

La hermana de mi abuela. Mi tía abuela. Eso me decían que era mío, como para dejar bien establecido que era algo mío, una parte de mí, una familiar directa, que era alguien que me debía importar que era alguien a quien tenía que ver aunque las visitas a la calle de Vidt, tan cercanas a la muerte, me dieran miedo. Tanta muerte , tanta tristeza, tanta soledad se respiraba en la Calle de Vidt, que muchos años después cuando mi viejo se fue de casa y eligió a Vidt como su departamento de soltero tardé dos años en ir a visitarlo. La hermana tenía 3 bastones y dos gatos, a veces yo sospechaba que podía caminar sin problemas pero necesitaba compañía. Se enfermaba para conseguir compañía, en busca de visitas. Intentaba salir de la tristeza de su soledad. Sana y sola hubiera sido mucho más duro. Estando enferma no dolía tanto todo lo que había perdido, que había perdido o nunca había encontrado, eso es algo que nunca sabré ni me animaré a preguntar. A veces, de tanta dedicación, de tanto tiempo que mi abuela pasaba con ella, en silencio, con tanta culpa, mirándola como pidiéndole disculpas sospechaba que era ella quien le había robado la vida.
La hermana de mi abuela fue la persona que me enseñó a jugar a las damas; y me ganaba, en la misma época en que mi papá dejaba que le hiciera goles y mi tío se dejaba perder cuando jugábamos al truco, ella me ganaba a las damas, un juego que nunca me gustó, un juego para los que no saben jugar al ajedrez, pero ella se ve que era timbera y que le gustaba ganar. Si nuestra diferencia de edad no nos hubiera hecho tan incompatibles en vida, tal vez hubiera sido la persona que me habría introducido en el mundo del bingo y del casino. La imagino como una de esas mujeres que con la serena calma de no tener nada que hacer gastan toda la jubilación pidiendo cartoncitos y tachando mansamente los números de las bolillas. Una y otra vez.
Me acuerdo del día en que murió, era la final del mundial del 94, yo ya hacía muchos años que no la veía, desde el momento en que ella se quedo muda ya nadie le vio utilidad a mis visitas: Mi vieja que era la única persona a la que no le molestaba ir a atender el teléfono en ese momento, llegó con la noticia: - Jodida para vivir, jodida para morir-comentó, mientras los demás mirábamos la repetición de Ganliuca Pagliuca, el arquero italiano, besando el poste del arco. Nadie se movió antes de que terminara el partido con alargue y penales, total como ya estaba muerta no hacía falta demostrarle el afecto que ella tan desesperada buscaba. Esa misma semana, en la que explotó la AMIA y entonces su muerte se volvió tan problemática como mi vieja había presagiado, fuimos a la casa de la calle Vidt a buscar unas cortinas que para mi vieja combinaban con nuestra mesa de la cocina. Nunca las pudo poner, olían a muerte y a esa altura ya no podían reencontrarse con la alegría. Mientras mis viejos revolvían la casa, yo me senté en el suelo de la habitación -porque no quería sentarme en la cama en la que la hermana de mi abuela había muerto- parar mirar la televisión. Tenía los canales codificados, los de fútbol, donde daban los partidos de fútbol enteros y no sólo los goles como en Fútbol de Primera, y los de películas; podía ver las películas, las mismas películas que nosotros no llegábamos a ver en cine, ella las podía mirar a todas sin ir al video, con sólo manejar el control remoto. En ese momento, sentado en la alfombra gris, a un costado de las sabanas en las que murió una persona, llegué al canal 56 y por primera vez vi unas tetas sin rayitas.

7 comentarios:

unjubilado dijo...

Que triste es la soledad!!

Coca dijo...

Sí, triste, pero me gustó mucho el relato.

Trini Reina dijo...

No dudo de que tu tía-abuela, temiera la soledad, pero también, a veces, hay quién se alimenta de lla para "chantajear" emocionalmente, al que con buen corazón, le da compañía.

Un abrazo
Gracias por tu visita.
Feliz Navidad

Leodegundia dijo...

Gracias por tu visita.
Es muy triste la soledad de algunas personas.
Un saludo y felices fiestas de Navidad.

Almita dijo...

ME ENCANTOOO LO QUE ESCRIBISTE Y COMO LO RELATASTE, Y ESE FINAL QUE PIDE A GRITOS LLEGAR!!!! HERMOSO COMO NARRAS, !!!!!!

Phi dijo...

No suelo firmar en los blogs por los que paso silenciosamente, quizás en una postura un tanto voyerista.
Sin embargo, me detuve a firmar en el tuyo, porque me fascinó la forma de relatar algo tan humano como lo es la muerte, y uno de los miedos, quizás mucho más humanos aún, como lo es el miedo a la muerte en soledad.

Sweet carolain dijo...

esto ya lo hice pero no se porque no sale, lo de las rayitas y las teta sin rayas, es por las estrias? que suerte!!!